Para la nueva cultura corporativa el viernes ha llegado a ser un día de «traje casual», lo cual ha generado una actitud más informal en el trabajo.
Los supervisores se enfrentan al reto de mantener un ambiente de trabajo más ligero, pero sin dejar de supervisar que se continúe generando ganancias.
Entre los consejos para lograr este balance se encuentran:
Motive a la gente rápidamente. De forma rápida paute los viernes reuniones con el personal con el fin de establecer las prioridades de la siguiente semana y determinar la mejor manera de utilizar ese día para culminar los proyectos de manera exitosa. Prepárese para abordar a las personas que lleguen a la oficina poseídos por el espíritu de los viernes y deseando limpiar sus escritorios para comenzar sus vacaciones del fin de semana. Pregúnteles qué puede hacer para que su día sea más productivo.
Sea consistente en los permisos que otorga. Inclusive en los días casuales se debe mantener la misma conducta. Actúe de forma imparcial en la concesión de peticiones especiales. Al permitir a un empleado alargar la hora de almuerzo, implica que todos los miembros de la compañía pueden disfrutar de este beneficio.
Aparte un tiempo para planificar proyectos. Opuesto a la idea de que «no se debe empezar un nuevo proyecto al terminar la semana», anime a los empleados a planificar los proyectos de la próxima semana. Ésta puede ser una buena oportunidad para obtener excelentes ideas con respecto a la solución de problemas difíciles.
Recompense los logros de la semana. Utilice la última hora del viernes para realizar una entrega informal de premios, de tal manera que el personal se sienta motivado a trabajar hasta la hora de salida del viernes. Planifique una ceremonia divertida y aproveche la oportunidad para preguntarle a los empleados sus planes del fin de semana y qué se puede hacer para asegurar la productividad de la compañía durante la próxima semana. De esta manera, la semana culminará de forma positiva.